La libélula
La libélula
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No se pudo cargar la disponibilidad de retiro
“[…] Yo me levanto, tú extiendes los brazos en un largo
penoso adiós, con la sonrisa rígida y forzada en
tu boca más bien poco atractiva. ¿Y qué es esa
luz de la verdad cuando ironizas? Nada más
que esa pobre prenda obtuviste de mi corazón herido.
Ya nunca sabré mirarte a la cara; lo que
deseaba decir se ha marchado por la ventana,
lo que tú eras era otro batallón contra el que
ya soy incapaz de enfrentarme; ¿entonces qué nueva
libertad
buscas entre las cansadas palabras? No la blanda
ternura
de quien está en casa bien protegido entre sus altas
paredes y piensa en sí mismo. No el cansado
descuido
del gigante que sabe que no puede rimar nada más
que
dentro del círculo cerrado de sus apesadumbrados conocidos; […]”
Rosselli nace en París, pero crece en diferentes países y en diferentes lenguas: inglés, francés e italiano. Su obra estará marcada por esa errancia. Escribirá siempre desde la condición de «extranjera», en un balbuceo, en una lengua plagada de errores voluntarios y de neologismos, sumida en la alegría suprema de quien ignora toda regla. La libélula es un poema fundamental, pues es la llave de entrada a toda la obra de Rosselli. Aquí, por primera vez, aparece una obsesión que la perseguirá hasta su muerte: la creación de un «delirante fluido de pensamiento occidental».
Autora: Amelia Rosselli
Editorial: Sexto Piso
Páginas: 72, tapa blanda
penoso adiós, con la sonrisa rígida y forzada en
tu boca más bien poco atractiva. ¿Y qué es esa
luz de la verdad cuando ironizas? Nada más
que esa pobre prenda obtuviste de mi corazón herido.
Ya nunca sabré mirarte a la cara; lo que
deseaba decir se ha marchado por la ventana,
lo que tú eras era otro batallón contra el que
ya soy incapaz de enfrentarme; ¿entonces qué nueva
libertad
buscas entre las cansadas palabras? No la blanda
ternura
de quien está en casa bien protegido entre sus altas
paredes y piensa en sí mismo. No el cansado
descuido
del gigante que sabe que no puede rimar nada más
que
dentro del círculo cerrado de sus apesadumbrados conocidos; […]”
Rosselli nace en París, pero crece en diferentes países y en diferentes lenguas: inglés, francés e italiano. Su obra estará marcada por esa errancia. Escribirá siempre desde la condición de «extranjera», en un balbuceo, en una lengua plagada de errores voluntarios y de neologismos, sumida en la alegría suprema de quien ignora toda regla. La libélula es un poema fundamental, pues es la llave de entrada a toda la obra de Rosselli. Aquí, por primera vez, aparece una obsesión que la perseguirá hasta su muerte: la creación de un «delirante fluido de pensamiento occidental».
Autora: Amelia Rosselli
Editorial: Sexto Piso
Páginas: 72, tapa blanda
